El doble discurso y la traición es algo que siempre ha caracterizado al Apra a lo largo de su historia, y aunque siempre haya sido negado o soslayado, desde las tribunas del aprismo, nunca lo han podido ocultar pues es imposible tapar el sol con un dedo.
Las evidencias demuestran que Haya de la Torre era un obsesionado por el poder y que no vacilaba en claudicar sus supuestos principios o ideales; claros ejemplos como "la convivencia con el pradismo" o "la coalición Apra-Uno", son sólo el hilo de la madeja.
Ya en el año 1928, José Carlos Mariátegui escribió: "Haya sufre demasiado el demonio del caudillismo y del personalismo. (...) Yo le escribí haciendo serios reparos al carácter personalista de su acción y, sobre todo, la tendencia a constituir el Apra como partido y no como alianza y abandonar cada vez más la teoría y la práctica del socialismo"
El historiador Nelson Manrique ha escrito una columna muy interesante en donde muestra algunas fuentes muy valiosas que nos ayudan a comprender mejor, qué cosa es el Apra.
El antiimperialismo de Haya de la Torre
Por Nelson Manrique
Un tema con una larga tradición en el análisis de la historia del Apra es el de la 'traición' a los principios fundacionales. Este se origina en la comparación entre el ideario original del partido de Haya de la Torre dado a publicidad, y la práctica política concreta que el Apra ha desarrollado. Un excelente ensayo del profesor Thomas M. Davies Jr. (The Indigenismo of the Peruvian Aprista Party. A Reinterpretation. The Hispanic American Historical Review. Vol. LI, No. 4, 1971), sugiere una lectura diferente. Basado en una convincente documentación, Davies sostiene que "Haya desarrolló una ideología que resultaba atractiva para los intelectuales, los radicales, y las clases populares, pero luego la negaba en reuniones confidenciales que sostenía con miembros de la clase alta y los negocios".
De las evidencias que Davies expone, es especialmente sorprendente el informe que el embajador de los Estados Unidos en el Perú, Mr. Fred Morris Dearing, elevó a la Secretaría de Estado de los EE.UU. el 7 de setiembre de 1931, en que relata una reunión que tuvo con Haya de la Torre -a pedido de este- el 1º de ese mismo mes, en la época más revolucionaria del Apra: "El señor Haya de la Torre -dice Mr. Dearing- me impresionó inmediatamente por su calidez y por su evidente sinceridad. . . Rechazó la idea de ser destructivo o ultra radical. Él parece tener una sincera estima hacia nuestro país, que ha visitado varias veces. . . (Haya) indicó claramente que si su partido llegara a triunfar, esperaría tanta ayuda y comprensión de nuestro gobierno como fuera posible y una verdadera cooperación entre nuestros países" (Davies: 644).
Al parecer, Haya de la Torre deseaba convencer al embajador norteamericano sobre la sinceridad de sus sentimientos, dándole pruebas concretas de su simpatía: "En este momento la situación en los campamentos mineros del norte y en la Smelting Company están agitadas, y el señor Haya de la Torre me ha dicho, como prueba de lo que siente hacia los intereses estadounidenses, que esa misma mañana, a través de sus múltiples conexiones, ha aconsejado a su gente que evite la violencia de cualquier tipo y que use su influencia para lograr un arreglo tranquilo y una aceptación calma de lo inevitable, en y sobre el distrito de Trujillo" (Idem).
Haya logró convencer a Mr. Dearing: "debo pensar que si (Haya) llega a ser presidente del Perú, no tenemos nada que temer, y por el contrario podríamos esperar un gobierno excelente y beneficioso, de tendencia fuertemente liberal, que aseguraría la justicia en lo principal, e iniciaría un período de confianza y bienestar" (Idem). Davies aporta numerosas evidencias de que esta conversación no fue un incidente aislado; al contrario.
Quizás, entonces, sea injusto acusar a los líderes del Apra de traicionar sus ideales primigenios. Habría que pensar más bien que ellos se limitan a continuar la vieja escuela política en la que han sido formados.
lunes, 5 de noviembre de 2007
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